Valkiria es, sin duda, una de las películas más esperadas de la temporada. Y lo es por varias razones, la primera es la presencia de un actor mediático, Tom Cruise, que acostumbra a caparar más portadas con temas personales que con laborales, pero esta semana es una de esas excepciones. También por su director, Bryan Singer, al que conocimos por Sospechosos habituales y que luego se dedicó a hacer X-Men, resucitar a Superman e, incluso, dirigir algún capítulo de House. La intriga está en saber si habrá algo de aquel prometedor talento o si Valkiria confirma que lo mejor que puede hacer es seguir dedicándose a la televisión.
Y last but not least... el tema: un complot para matar a Hitler siempre llama, y más aún si además está basado en una historia real.
Cruise es Claus Von Staunffenberg, un coronel que ha sido herido en combate y que regresa a Alemania desde África para unirse a la resistencia. Entonces comienza a organizarse la operación Valkiria que, en principio, era un plan para reemplazar a Hitler después de su muerte. Cuando se va inmiscuyendo más en el asunto, Von Staunffenberg descubre que no sólo debe ejercer de líder en el golpe de estado, sino matar al propio Führer.
Así que tenemos al bueno de Tom haciendo de nazi bueno, en una película con la que los alemanes dicen estar satisfechos -más que nada porque esta es una de las pocas veces en la que un alemán bueno aparece en una película sobre esa época. Hasta Cruise ha sacado a relucir una cierta ideología y ha dicho que le hubiese encantado pegarle un tiro a Hitler. Todo eso está muy bien, pero de lo que se trata es de ver cómo no se lo pega en la ficción, qué tipo de personaje logra construir y descubrir qué es lo que ha hecho Bryan Singer.
